El discurs íntegre de Sánchez sobre el "conflicte polític entre Catalunya i Espanya"
Pedro Sánchez desgrana les seves propostes per a Espanya (Efe)
Madrid

El discurs íntegre de Sánchez sobre el "conflicte polític entre Catalunya i Espanya"

RedaccióActualitzat

En el debat d'investidura del 26 de juliol, Pedro Sánchez no va fer cap referència a Catalunya en la seva primera intervenció i això va molestar molt els partits catalans. En aquesta ocasió, al seu discursha dedicat una part important de la intervenció inicial al "conflicte polític entre Catalunya i Espanya".

Des de La Moncloa han facilitat la literalitat de la intervenció de Sánchez sobre Catalunya i la "coalició progressista".

Una Coalición Progresista debe construir la cohesión social a través de la cohesión territorial

Es evidente que en nuestro país no existe un único modo de vivir o sentir la identidad nacional. Esta circunstancia no es nueva y era conocida por los constituyentes, que la plasmaron en el artículo 2 de nuestra Carta Magna.

Es también evidente que los sentimientos no pueden imponerse por la fuerza. La clave de la cohesión consiste precisamente en compatibilizar sentimientos diversos bajo unas mismas reglas de respeto.

Hoy existe en un sector amplio de la población catalana un sentimiento de agravio respecto de las instituciones centrales. Un sector amplio que no siente reconocida y respetada su personalidad.

Existe otro sector igualmente amplio de la población catalana que se siente ignorado o tratado injustamente por las instituciones de su propia tierra.

Y existe, en otros puntos de España, un rechazo a las acusaciones que vierten algunos líderes independentistas sobre la España Constitucional. Yo me incluyo entre ellos.

Y estos sentimientos pueden tener mayor o menor fundamento racional, pero son innegables.

Y son el resultado de la incapacidad política y el abandono de anteriores Gobiernos de la vía política para resolver un conflicto que es político. No sólo en el acomodo institucional de la diversidad de identidades que tiene nuestro país. Sino de debilidades y desgates acumulados de nuestro sistema autonómico que debemos corregir.

Esta es una crisis heredada, de la que ya advirtió el PSOE estando en la oposición. Y que asumimos con toda la lealtad constitucional y con toda la responsabilidad institucional, para devolver a la política un conflicto político. Permitiendo, con ello, dejar atrás la deriva judicial que tanto dolor y fractura ha causado en buena parte de la ciudadanía catalana y española.

Hay que retomar la única vía posible: la política. La del diálogo, la negociación y el pacto. Amparado por nuestra Constitución.

Señorías, llevamos demasiados años consumiendo las energías colectivas en tensiones políticas que tienen que ver con la vertebración de nuestro modelo de convivencia.

Llevamos demasiado tiempo acumulando agravios.

Demasiado tiempo en querellas, muchas de ellas estériles, que restan tiempo a los asuntos que podrían proporcionarnos a todos mayor prosperidad y progreso.

Ahora iniciamos 2020, un tiempo donde los desafíos se han vuelto más globales y las soberanías más compartidas. La desigualdad, Europa, la lucha contra la emergencia climática, la resolución del problema de las migraciones, el combate contra el dumping y los paraísos fiscales, el combate contra el terrorismo internacional… nos sitúan en la era de la interdependencia.

Una de las secuelas de la pasada crisis económica fue el retorno de fórmulas de otro tiempo que permitieran recobrar la prosperidad perdida y librarse de las amenazas que se ciernen sobre los individuos en un mundo globalizado.

Pero esas fórmulas ya no son válidas en el mundo interdependiente que vivimos.

Sabemos que los sentimientos no se imponen ni se prohíben. Y que la solución no vendrá de la imposición de una percepción sobre otra, sino de un cambio de ambas percepciones.

Necesitamos recomenzar. Retomar nuestro diálogo político en el momento en que los caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse. Retomar el diálogo en el punto en que los agravios comenzaron a acumularse.

Retomar la senda de la política, dejando atrás la judicialización del conflicto.

 

El moment en què Pedro Sánchez ha parlar de "recomençar" amb Catalunya.

 

Retomar la senda del diálogo, la negociación y el pacto. Es nuestra obligación. Se lo debemos a nuestros hijos, que merecen vivir en un país unido en su diversidad. No fracturado y confrontado.

Todos sabemos que es necesario el diálogo. Que el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso. No hay otra vía que a través de un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley. La Ley por sí sola tampoco basta. La Ley es la condición, el diálogo es el camino.

Si queremos comenzar a trabajar honestamente, partamos ya de esas dos premisas: abramos un diálogo honesto, amparado por la seguridad que otorga el marco legal.

Tenemos la responsabilidad, todos los partidos presentes en esta Cámara, de arrimar el hombro para reconstruir la cohesión dañada. Y hacerlo en torno a una propuesta de España diversa que se enriquece en la pluralidad de sus identidades, lenguas, culturas y personas.

No resolveremos súbitamente un problema largamente larvado durante la última década. Pero podemos comenzar a resolverlo con paciencia y constancia, templanza y responsabilidad, generosidad y empatía.

Señorías, existe también otro problema territorial acaso menos agudo, pero mucho más extenso, que tenemos que afrontar con igual esmero: el del reto demográfico. El de la España que se ha despoblado por la falta de atención.

Porque cohesión territorial es trabajar por crear empleo para aquellos jóvenes del mundo rural que se vieron obligados a buscarse la vida en grandes ciudades o en el extranjero.

Cohesión territorial es tener una política de infraestructuras que conecte oportunidades para que nadie se sienta abandonado por las administraciones públicas.

Nuestra obligación es llenar de soluciones a esa España interior que languidece ante la despoblación, el envejecimiento, el desmantelamiento de sus servicios públicos y el empobrecimiento de sus hogares.

Y para ello, el Gobierno que aspiro a formar tomará todas las medidas que sean necesarias, como detallaré más adelante. Medidas que contribuirán a perfeccionar el mejor modelo territorial de nuestra historia: el Estado de las Autonomías.

 

Estado de las Autonomías y su desarrollo

"España, tal y como es, será nuestro proyecto, no como algunos quisieran que fuera. Y como ha señalado la Autoridad Fiscal Independiente, contrariamente a ciertas creencias, el modelo autonómico ha supuesto una mejora de la distribución territorial de la renta superior a la de los países de nuestro entorno.
El camino, por tanto, no puede ser el de la involución sino el de la mejora, la reforma y la actualización de nuestro sistema. Siempre garantizando la igualdad entre todos los españoles.
 
El nuestro es un modelo complejo, es evidente. Pero la complejidad no es más que una manifestación de la diversidad y no puede convertirse en un pretexto para no avanzar. Ha de ser un estímulo para el consenso y el diálogo desde una premisa: exige voluntad de compartir el poder, de limitar el poder.
Vamos a mejorar los mecanismos de colaboración institucional con todas las comunidades autónomas. En ese contexto, el gobierno abordará el conflicto político en Cataluña impulsando mesas de diálogo en el ámbito de Cataluña y también entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña. Insisto, siempre dentro del marco constitucional.
 
Colaboraremos con el Gobierno vasco en el cumplimiento de las transferencias pendientes del actual Estatuto, y en la renovación que del mismo quiera hacer el Parlamento vasco.
Es imprescindible clarificar el reparto competencial entre Estado y poder autonómico. Al hacerlo, estaremos combatiendo uno de los efectos más perversos del actual sistema: el de la incertidumbre normativa que producen los conflictos competenciales. Más eficiencia, más claridad, más concreción en el reparto competencial tiene retornos para la sociedad y para los actores económicos. Significa menos conflicto y más claridad.
 
Del mismo modo, vamos a promover la participación de las comunidades autónomas en las decisiones del Estado y del Estado en las actuaciones autonómicas cuando esté afectado el interés general. Y propiciar un intercambio de información real para favorecer una auténtica integración entre ambos poderes. Esta que se inicia debe ser la legislatura del diálogo, en general, y del diálogo territorial en particular. Y promoveremos para ello la constitución formal de las Conferencias de Presidentes con carácter anual."

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